Antártida, Islas Malvinas y Patagonia

Recorriendo el Sur del Mundo

En el año 1965, Antonio Chiavetti se enamoró de los mágicos paisajes de la Antártida Argentina. Cuando volvió y nos mostró las manchas (apuntes directos) que había hecho, con mamá y mi hermana no podíamos creer que esos colores fueran reales... tenía sólo 11 años y me imaginaba que la Antártida era toda blanca. Escucharlo hablar de esos paisajes era como soñar un paraíso helado...él amó esos lugares... tomaba el mapa y con el dedo índice marcaba donde había estado, tomaba las fotos blanco y negro, y decía “tenemos que ir todos y verlo, ¡esos colores no se pueden contar!”
Cuando estaba pintando concentrado en el paisaje, comenzó a sentir que lo empujaban y al darse vuelta vio a los pingüinos que lo rodearon; esos seres que lo observaban y se quedaban con él, se transformaron en sus compañeros, cada vez mas numerosos. Había momentos en los que tenía que dejar de pintar porque ellos querían ver qué hacía y no le dejaban lugar, después que veían, como asistentes a una exposición, se retiraban pausadamente. Antonio y los pingüinos se acostumbraron a la cita y compartieron tiempos de belleza helada, en el que en cierto modo lo invitaron a ver sus nidos construidos con peñas piedras y donde los pintó, o como decía él los retrató, porque eran sus amigos.
Estando en la Base Naval Decepción, a mi padre le llamó mucho la atención, que hubiera partes del suelo en las que no había nieve ni hielo; además en algunos lugares la tierra estaba caliente y las fumarolas lo sorprendían regularmente.
Cuando preguntó a qué se debía todo eso, le contestaron risueñamente
“-¡maestro estamos sobre un volcán!", a lo que él contestó:
"- carajo, y cuando nos cocinamos?"; le dijeron que se quedara tranquilo, que hacía muchísimos años que no tenía actividad importante.

Pero el 4 de diciembre de 1967, cayeron piedras sobre Decepción, después se levantó una enorme columna de gas y vapor (aprox. mil seiscientos metros), era la presencia de la erupción. Los habitantes se salvaron porque los grupos científicos siguieron el paso de los animales que huían del área muchas horas antes de que se desencadenara el fenómeno natural. Las bases desaparecieron, por lo que las manchas que hizo mi viejo se convirtieron en material documental.

Fue un día muy triste para él.